Conjunto de cualidades, atributos, roles, experiencias, prácticas y comportamientos asociados al hecho de ser hombre de acuerdo con las convenciones sociales de cada cultura. El término se utiliza en plural para hacer evidente que la masculinidad no es natural sino que se trata de construcciones culturales cambiantes en las sociedades y a lo largo de la historia, y para mostrar que puede haber muchas maneras de vivir la masculinidad. Se trata de una expresión emergida en los Critical Studies of Men and Masculinities, que empezaron a elaborarse desde una perspectiva de género a partir de finales de los años ochenta del siglo pasado. Estos estudios muestran que las identidades masculinas varían no solo según la época o el lugar, sino también en función de factores como la edad, la clase social o el grupo étnico. También se usa para reclamar modelos de masculinidad alternativos o contrarios al modelo hegemónico que tradicionalmente ha definido un tipo de masculinidad (agresiva, dominante en el espacio público) por contraposición a una feminidad considerada negativamente. Esto es, unas masculinidades que tengan conciencia crítica de su condición y posición de privilegio por género, para que se conviertan en aliados en la lucha contra la misoginia, la homofobia y la prepotencia implícita en el modelo de masculinidad patriarcal.