Práctica que añade un sufrimiento añadido o un maltrato adicional a una mujer en situación de violencia machista como consecuencia de los déficits cuantitativos o cualitativos de las intervenciones llevadas a cabo por los organismos y profesionales responsables de la atención a la víctima. Asimismo, designa las actuaciones desacertadas llevadas a cabo por otros agentes implicados. La revictimización se produce, por ejemplo, por parte de los medios de comunicación cuando, al informar sobre la mujer que ha sufrido violencias, hacen un tratamiento indebido por la aproximación excesivamente dramática o sensacionalista, y por el uso impropio de términos o de imágenes. También se produce cuando se obliga a las supervivientes a tener que narrar sus vivencias una y otra vez, pasando por diferentes profesionales, de modo que se les hace revivir el trauma sufrido. A menudo, en este proceso, se les hacen preguntas que implican juicios de valor sobre ellas o cuestionan sus actos y la fiabilidad de su versión de los hechos. De esta manera, se las hace doblemente víctimas: de la agresión machista y del sistema que en principio las tiene que defender.